Tras un periodo que sólo puede ser descrito como caótico, por fin YOUNG LIARS adquiere algo así como una forma comprensible y nos permite entender qué ha estado pasando durante los últimos tres números.
La colección ha estado derivando desde su comienzo y ahora las pautas son completamente distintas. Si bien desde que los personajes se embarcaron en la loca misión de Runco (#04) la serie empezó a notar cierto nivel surrealista, en los números 07 (The Spiders From Mars, Part 1) y el 08 (Maestro) todo parecido con la realidad era mera coincidencia. No me extenderé mucho hablando de las paranoias que han sucedido en estos capítulos, que cada cual lo lea cuando quiera o pueda, aunque yo no lo recomiendo. Al final ha sido al llegar al 09 (Home Again, home again, Jiggity Jig) cuando se nos cuenta que todo era (más o menos) un delirio de Sadie a causa de su estado en coma.
Pese a ser este último un número más terrenal, no se abandona del todo esa extravagancia incoherente que hace cuestionar en ciertos momentos la realidad de lo que está sucediendo. En definitiva, la manera más metafórica y laberíntica posible de explicar una serie de cosas relacionadas con el pasado y la peculiar familia de Sadie.
Pensándolo bien, David Lapham ya realizó algo parecido en Balas Perdidas (Tomo 4 de Ed. LA CUPULA para más detalles), pero aquella historia era dramática y poliédrica; la que hoy nos ocupa roza en ocasiones el ridículo. Los chistes y el humor son muy privados, las escenas chirrían y el recurso de la violencia termina por volverse absurdo. Por lo que a mí respecta el autor no está firmando sus mejores páginas habiendo muy poco de destacable en estos últimos números. Pese a todo hay que conceder el beneficio de la duda hasta descubrir a dónde nos quiere llevar.
Young Liars sigue siendo un cómic de sorpresas, ahora más que nunca no se sabe qué aparecerá en la siguiente página. Lo que sucede es que hay sorpresas gratas y otras que no lo son, éstas últimas serían las que está aportando la serie últimamente.
Y es que mezclar metáforas rebuscadas, simbolismo sumamente exigente y un humor arriesgado para nada convencional forma un artefacto difícil de manejar sin que te explote en las manos.
Muy arriesgada esta serie… definitivamente me quedo con sus primeros números.
“Ruego por el final del reinado del Rey. Y que la Gran Araña se apiade de nosotros. Respetuosamente, Annie X. Observadora Aguda #4.”
La colección ha estado derivando desde su comienzo y ahora las pautas son completamente distintas. Si bien desde que los personajes se embarcaron en la loca misión de Runco (#04) la serie empezó a notar cierto nivel surrealista, en los números 07 (The Spiders From Mars, Part 1) y el 08 (Maestro) todo parecido con la realidad era mera coincidencia. No me extenderé mucho hablando de las paranoias que han sucedido en estos capítulos, que cada cual lo lea cuando quiera o pueda, aunque yo no lo recomiendo. Al final ha sido al llegar al 09 (Home Again, home again, Jiggity Jig) cuando se nos cuenta que todo era (más o menos) un delirio de Sadie a causa de su estado en coma.
Pese a ser este último un número más terrenal, no se abandona del todo esa extravagancia incoherente que hace cuestionar en ciertos momentos la realidad de lo que está sucediendo. En definitiva, la manera más metafórica y laberíntica posible de explicar una serie de cosas relacionadas con el pasado y la peculiar familia de Sadie.
Pensándolo bien, David Lapham ya realizó algo parecido en Balas Perdidas (Tomo 4 de Ed. LA CUPULA para más detalles), pero aquella historia era dramática y poliédrica; la que hoy nos ocupa roza en ocasiones el ridículo. Los chistes y el humor son muy privados, las escenas chirrían y el recurso de la violencia termina por volverse absurdo. Por lo que a mí respecta el autor no está firmando sus mejores páginas habiendo muy poco de destacable en estos últimos números. Pese a todo hay que conceder el beneficio de la duda hasta descubrir a dónde nos quiere llevar.
Young Liars sigue siendo un cómic de sorpresas, ahora más que nunca no se sabe qué aparecerá en la siguiente página. Lo que sucede es que hay sorpresas gratas y otras que no lo son, éstas últimas serían las que está aportando la serie últimamente.
Y es que mezclar metáforas rebuscadas, simbolismo sumamente exigente y un humor arriesgado para nada convencional forma un artefacto difícil de manejar sin que te explote en las manos.
Muy arriesgada esta serie… definitivamente me quedo con sus primeros números.
“Ruego por el final del reinado del Rey. Y que la Gran Araña se apiade de nosotros. Respetuosamente, Annie X. Observadora Aguda #4.”
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